domingo, 4 de enero de 2009

Del pasado y del no me acuerdo

¡Señores! El maldito veinte cero ocho a terminado (afortunadamente). Pinche añito nos reventamos en el mundo y pues en lo que a mí más me importa, en México. Entre que Obama es el primer presidente negro en el país más racista desde la Alemania nazi, las nalguitas de Sarah Palin, la crisis económica mundial, el secuestro de Fernando Martí y de Silvia Vargas (entre miles más en nuestro país), el desmadre del News Divine, la liberación de Ingrid Betancourt, el avionazo de Mouriño, Vasconcelos y demás, Fidel cediéndole el poder a Raúl, los pinches estudiantes de la UNAM en la guerrilla de las FARC, el circo del PRD y su –por fin- presidente de partido Jesús Ortega, el Peje y sus mamadas de privatización, la guerra contra el narco, las manos limpias de FE-CAL, los mexicanos que regresaron plagados de medallas de oro de Beijing (no olvidemos que China es la principal exportadora de medallitas de la virgencita de Guadalupe), la Josefina y su “Dios-mío-por-favor-hazme-…” pues será menos pendeja, porque Carlos Fuentes ni se parece a Octavio Paz, la muerte del inmortal Richard Wright (tecladista de Pink Floyd pinches incultos) y la inmortal interpretación de Heath Ledger como The Jocker, vivimos y presenciamos uno de los años más surrealistas que recuerde. Pero como uno de mis propósitos de año nuevo fue no mentar madres tan rápido, quisiera comenzar el año hablando de mis diez discos favoritos del año pasado. Comencemos pues sin ningún tipo de sistema numérico ni de ninguna clase, hablare de ellos como me vaya acordando.

El Með suð í eyrum við spilum endalaust de Sigur Rós representa sin duda un pequeño receso en su melancólica discografía, sin olvidar -por supuesto-, el refugio de la tristeza (bellísima tristeza), basta con escuchar tirado en la cama y dejando al cerebro inundarse con la voz desgarradora de Jonsi en el tema Ára Bátur para enamorarse enseguida de este disco. La novedad en el disco resalta desde el primer corte (Gobbledigook) por sus percusiones tan precisas en ritmo y tiempo, que hacen del corte una fiesta a la que todos estamos invitados, sin duda un disco que no debe faltar.

El disco Evil Urges de My Mornong Jacket es el resultado digno de una década de trabajo. Encontrando por fin el equilibrio perfecto entre evolución y tradición, nos regalan el disco más conciso y coherente que han hecho. Desde el primer corte del álbum (Evil Urges) nos colman de esa grata sensación de que estamos escuchando algo que realmente vale la pena, algo que recordaremos durante mucho tiempo. Conforme pasan los temas y el disco se consolida en texturas y dinámicas que estallan en el quinto corte del disco Thank you too!, tan sólo para recomenzar el proceso. Sin duda canciones como la última mencionada, acompañada de Librarian y Touch Me I'm Going To Scream Pt. 2, se convierten de inmediato en clásicos de la banda.

El turno es para los maestros (que quede en el registro que me levante de mi silla) de The Mars Volta con su cuarto disco The Bedlam in Goliath. Este disco en particular fue un poco despreciado porque recibe la maldición que ha caído sobre muchos discos de muchas otras bandas, la maldición de preceder a una obra maestra, en este caso concreto, precede al disco Amputhecthure. Pero si dejamos un poco de lado eso, nos encontramos con otra joya de la narrativa desgarrada de Cedric Bixler Zavala, y las guitarras poseídas de Omar Rodríguez-López. Pernoctando entre lo quimérico y lo onírico, vuelven a ese paralelismo narrativo-compulsivo al que tan deliciosamente nos han acostumbrado. Ilyena, Agadezk y Tourniquet man, son sólo algunas de las glorias que este disco no regala.

El tercer disco Third (no sean weyes, no estoy redundando: así se llama) de Portishead se convierte de inmediato en el disco más experimental del trío de Bristol liderado por la hermosísima y talentosísima Beth Gibbons, y eso es mucho decir. Después de un largo receso y un disco en solista de Beth lanzado en 2002 (Out of season), vuelven a escena para reclamar su trono en el competido mundo de la música. Con nuevos bríos y su melancólica manera de hechizarnos, satisfacen a los fieles fans de este monumento de grupo. Mas si eres nuevo en la incursión del sonido de este esplendido grupo ingles, no te resultará del todo sencillo digerirlo, pero después de un par de ocasiones te convertirás de devoto seguidor de una de las bandas más grandes de la historia de la música electrónica. Recomendamos sin duda alguna Nylon smile y The rip.

Y ya que andamos en aquellas británicas latitudes, brindémosle su turno a la banda de los hermanos Gallagher, Oasis. Su disco Dig out your soul, marca el tan ansiado regreso a ese sonido con el que irrumpieron en la primera mitad de los (pareciese lejanos) noventas. Este disco es sin duda el mejor desde el menospreciado Be here now. En Dig out your soul, nos recuerdan aquella fuerza y frescura natural con temas como el primer sencillo The shock of the lighting, Bag it up, o la dulce y hermosa I’m outta time. Si bien es cierto que no todos los cortes tienen la misma fuerza, y en ocasiones parece desfallecer, siempre encuentra una salida para rescatar este que es sin duda uno de los mejores del año que recién finalizó.

Dejemos de lado la onda alternativa e sumerjámonos en los guitarrazos del Consolers of the lonely de The Raconteurs. Un repaso por el rock western con claras influencias zeppelinescas y el tradicional estilo vocal de Jack White y Brendan Benson quienes se alternan en las guitarras. Si bien la narrativa del disco no es del todo concisa y si por el contrario bastante floja en algunos temas, la música vale todo por sí misma. Un disco que nos llevará de las metáforas bíblicas (These Stones Will Shout) a la venganza al estilo Tarantino (Carolina Drama), pero sin duda el tema cumbre es Many shades of black. Disfruten este disco bien logrado.

En el mismo tono guitarroso, pero poniéndonos serios, llego a nuestras manos en octubre el Death Magnetic de Metallica. Plagado de poderosos riffs nos hace recordar algo del poderoso And justice for all, pero mayormente al buen pero fresa disco Metallica mejor conocido como Black álbum. El escuchar este disco será como subirse a una montaña rusa, porque si bien esta lleno de altos y bajos, los altos son sorprendentemente altos como That Was Just Your Life, The Day That Never Comes y My Apocalypse, los bajos no lo son tanto como la ya exhaustiva The Unforgiven III. Lo mejor de todo, es que tenemos a este monstruo de regreso y esta listo para reventar tímpanos y dejar atrás esa pesadilla que fueron los discos Load y re-Load híbridos del rock sureño y le mediocre St. Anger.

Otros que despertaron fueron los siempre llamativos Slipknot con su disco All hope is gone. Estrenándose como numero uno en ventas en la unión americana, llega este disco repleto de batacazos que rozan con el death más puro, dejando de lado –aunque no del todo- esa forma raperosa de cantar que los dio a conocer, se muestran a sí mismos como una banda madura que sabe aprender de sus errores. Para muestra chequen nada más el corte titulado Gametria o Psychosocial, o la misma semi-balada-caótica ‘Till we die, testimonios fieles de los alcances de este disco.

Terminemos pues hablando de dos discos tan alucinantes como sus creadores. El primero The slip de Nine Inch Nails, disco que sigue denostando el inmenso talento del llamado genio moderno Trent Reznor. Un disco que se aleja un poco de las rarezas ordinarias del grupo y se centra más en la crítica aguda de la que hace gala su líder. Un disco que fue hecho para él mismo, según él declaró en su website. Un disco de grandes coros vocales y beats poderosos, sin retirarse para nada del sonido dance que le caracteriza, podemos decir que NIN lo volvió hacer. Muy recomendables Discipline y Head Down.

Y el segundo y último disco se trata del Lightbulb Sun de Porcupine Tree. Un disco lleno de amor, romance, belleza y mucha rabia. Con majestuosos sonidos nostálgicos que nos embriagan de inmediato, con cierta influencia Pink Floydesca que nos remonta al eterno Dark Side of the Moon, nos regalan algo más de una hora de abandono total a las emociones. Cortes como Russia on ice, Feel so Low y le dulce She’s moved on, nos entregaremos a una de las mejores experiencias sonoras del año.

Señores que disfruten estos discos como los disfrutó su seguro vividor y si no, pues es su pedo. Pero antes de largarme y ya que están de pinches ociosos leyendo estas pendejadas, déjenme hacer mención aparte a algunos discos, como el Jukebox de Catpower, el Day & Age de The Killers, el Schoolyard Ghost de No-man. y como no, el disco Providencia de La Barranca, excelente rock mexicano. Y ya encarrerados salvarlos de escuchar las porquerías que fueron el Chinise Democracy de Guns and Roses, que desperdicio de tiempo y de dinero (no olviden que costo 13 mdd, hacer esta basura) el Forth de los ingleses de The Verve, y uno en particular que a mí no me decepcionó, y no lo hizo porque no espero absolutamente nada de esta banda superinflada, aunque tengo amigos a los que les gusta la basura que le vamos hacer, el Viva la vida de Coldplay y finalmente, el asqueroso Hellville Deluxe del repetido, repetido, repetido, Enrique Bunbury, ya en serio Enrique, si ya no tienes nada bueno que hacer, vete a hacerlo a otro lado. Pero neta weyes protejan sus oídos y al planeta de paso de la contaminación que producen estos bodrios de discos. Que hayan cenado rico, que haya cogido mucho y que esto siga durante el resto del año, que al menos promete el mejor concierto de la década y apurándome un poco, también de la pasada, el 15 y 16 de marzo en el Foro Sol, la mejor banda del mundo Radiohead, por allá nos vemos mis androides paranoides.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y eso que ni te acuerdas.